miércoles, 5 de marzo de 2014

Un hijo por un ratito: Manu


Recién estaba cocinando, un poco ofuscada con estos días que vengo teniendo, con estos momentos de sentir que la vida se me pone un poquito más cuesta arriba. En realidad no es la vida que se pone cuesta arriba, es mi fuerza que no puede estar todo el tiempo en su tope, es mi estado de ánimo que tiene todo el derecho del mundo a no ser el óptimo siempre. Pero las sagitarianas somos un poco así, o todo o nada.

Y mientras me sobreponía al desgano de no cocinar y me auto-mimaba con unos zapallitos revueltos con un ají bien amarillo lindo y especias ricas pensé cuán egoísta estaba siendo con el universo hoy. Hoy fui mamá por un ratito, y eso debería hacerme sentir más que feliz. Hoy me tocó acompañar a un niño que será “Manu” en un momento bastante importante en su vida.

Hoy empezaron las clases, y como símbolo del paso del jardín a primer grado, los nenes que entraban a primer grado se iban para el jardín (que queda a una cuadrita caminando por un caminito de cemento por el parque) y la idea era que una vez que estén todos vayan caminando con sus padres hasta la puerta del primario y los reciba su maestra y todos los alumnos de los otros grados.

Sin querer presencié este momento a la mañana y me pareció hermoso. Los niños felices de comenzar una nueva etapa, los padres aún más. Algunos lloraban mucho, eran dos o tres no más, no querían abandonar a sus mamás. Llegado el turno tarde decidí presenciarlo ya que podía, me quedé viendo como entraban todos los grados: padres entusiasmados con sus hijos, acompañándolos en este nuevo año que comienza, y los de primer grado iban pasando para jardín.

En ese mismo momento la directora de primaria, mi amiga cómplice, me dice “Sil, la mamá de este nene no se pudo bajar del auto, ¿no lo acompañas a jardín?” Y ahí estaba Manu, un piojito que no sabía para dónde ir, al lado de una chica el quíntuple de alta que él (yo) que no sabía quién era. Lo primero que hice fue darle la mano y preguntarle cómo se llamaba y en silencio empezamos a caminar.

Presentí que Manu sabía un poco qué pasaba, el veía que todos estaban con sus mamás, abuelas, abuelos, papás, pero nadie estaba con una desconocida. Cuando fui cruzando el camino sabía que la gente que no me conoce estaba convencida que ese era mi hijo. 

Llegué a jardín y busqué a alguien para que se quede con él, pero no quería dejarlo solo y no encontré a nadie. Nos quedamos ahí esperando, me contó que había ido a un jardín en Villa Elisa, que tenía muchas ganas de empezar primer grado. Le costaba mirarme con esos ojos esmeralda que tenía. Debía estar nervioso, pero no me soltaba la mano.Cuando me la soltó fue porque la mochila le pesaba mucho, se la saqué de los hombros y le expliqué que estaba mal regulada, por eso le dolía tanto un hombro. Se la acomodé y la dejamos en el piso para esperar que nos tocara ir a primaria. Le pregunté si quería ir solo, con sus compañeros, pero me dijo que no con la cabeza. Después de todo, yo tampoco estaba dispuesta a dejarlo.

Cuando vino la directora a decirnos que podíamos pasar, fui con Manu de la mano caminando, le conté que ahora nos íbamos a encontrar con la maestra y que los nenes de segundo y tercer grado nos esperaban. En la filmación debo haber aparecido con Manu de la mano, como su compañera para ese momento. En el momento que estábamos llegando creo que se dio cuenta que la mano que lo sostenía no era la que él quería y me soltó, quiso ir a ver cómo era su maestra, quiso despegar como lo hubiera hecho de su madre.

¡Con las ganas que buscaba la cara de Gaby! (su nueva maestra) ya casi entrando le charló a un compañerito y me puse contenta. Me faltó darle un beso y un abrazo a Manu, y desearle suerte. Pero por suerte estuve ahí, para acompañarlo y no soltarlo mientras él lo necesitó. 

Yo, después de todo, hacía tiempo que le venía pidiendo al universo que alguien se de cuenta que estaba necesitando un poquito de amor.

Mañana seguramente pase a saludarlo, a preguntarle cómo le fue. Creo que mi día no fue tan malo, quién te dice me hice un nuevo amigo.


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