Levanto el estandarte de la felicidad absoluta
y celebro este jueves de maravillas.
Gran Cuervo no te separes nunca. Alfredo, te
voy a extrañar.
Como todas las cosas en esta vida, esta banda
de música, Gran Cuervo, se me presenta como una clara vida que viví y vivo,
como un respiro de este todo que soy, como esa parte que puedo ser, tan feliz
como el resto.
Un lugar que elijo vivir desde un observador
mágico, casi omnisciente.
Gran Cuervo representa un amor que no tiene
medidas y una realidad que es puerta de SALIDA.
Hoy después de casi dos años volví a ver esta
banda en vivo. Me fui de viaje al más allá, a lo que cada uno de los
integrantes de este todo representa y a lo que este todo ES.
Una conjunción de sonidos inigualables, que
nada tienen que envidiarle a un recital en un maravilloso estadio.
Una
conjunción de miradas, de movimientos, de gestos que conjugan perfecto para
formar el sujeto y predicado, la oración modelo para analizar.
Un modificador indirecto que es mi ser con
respecto a todo lo que soy y estar ahí representa.
Una realidad que no me es
cotidiana, un momento donde dejo de ser yo en un 80%, o al revés, donde una
Silvana Nace en su máxima expresión.
Comenzar a escucharlos fue recordar un tiempo
pasado, un momento donde la liberación es ley, donde no perderse ningún costado
de uno mismo parece ser la religión. Nota a nota mi cuerpo se estremece, mi
cabeza pierde el control y mi peinado deja de ser el prototipo de la mujer
prolija y arreglada.
Observé como hacía mucho no lo hacía cada
movimiento, cada detalle que hace al todo, cada gesto que conforma eso que en
vivo estaba siendo Gran Cuervo. Me acordé de cómo siempre de los siempres,
generaron eso mismo en mí, mi escapada, mi refugio, mi honestidad de sentidos
desplegada.
Pediré siempre que esto nunca desaparezca,
porque la magia se produce, al menos entre este humilde ser y todo lo que esos
cinco personajes generan. Es loco, porque no lo necesito todo el tiempo, son
momentos donde sé que entro en un spa de sentidos, donde todo va a fluir solo,
donde con tan solo estar parada ahí comienza un viaje.
Felicito. Aplaudo. Reverencio y agradezco. No
sé cómo llegué acá, no sé cómo lo sostuve, en realidad para qué negarlo, el
placer me mueve. Las sensaciones más sinceras que despiertan es lo que me hace
saber, que era el plan perfecto.
Pensar que ellos casi ni saben quién soy, de
dónde salí. Esas cosas que tiene el “arte” llegar a lugares impensados y no
saberlo, o imaginarlo. Y el que disfruta ese “arte” quizá nunca tenga contacto directo
con quienes crearon la maravilla.
A uno si lo conozco, y estoy segura que es
otro maestro que se me apareció en esta vida para mostrarme este mundo, estas
vibraciones y cómo resuena eso en mí.
La música mueve los órganos, el alma entera se
reinventa al transitar en carne y vísceras un evento artístico.

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