Y así fue que estando tirada al sol escuchando
música empecé a imaginar. La música siempre me ayudó a soñar, a saber que los
sentimientos no pasan, que siempre están ahí, a sentir como ese estado de
enamoramiento constante o de adrenalina de querer salir a disfrutar todo.
Crecemos creyendo que eso en algún momento desaparece, que en algún momento la
vida deja de ser mágica; deja de tener ese placer, ese agradecimiento de estar
vivo y gozar de emociones. Claro, este estado de enamoramiento cultrualmente
solo se puede alcanzar si tenemos un par preferentemente del sexo opuesto. Si
hablamos de enamoramiento, hablamos de pareja, siempre. ¡Cuán equivocados
estamos! Todo el tiempo queriendo cerrar nuestro lado opuesto con otro. El
enamoramiento existe más allá del amor más conocido. El desenamorarte en un
área de tu vida puede hacer que te enamores de otra y así entender cómo la vida
da vueltas todo el tiempo.
Quizá nuestro problema como seres humanos fue
querer ordenarnos la vida cronológicamente cuando lo que deberíamos haber hecho
es ordenarnos por temas, por circunstancias, por las ganas la voluntad y lo imprescindible: LA CONSCIENCIA.
Ser consciente, íntegro y coherente es una de
las cosas más armonizadoras a las que deberíamos aspirar. Más allá de ¿cuándo?, ¿por qué no antes?, ¿por qué
ahora?
Cuando miro lo cronológico desde lo temático
entiendo que antes tenía el deber inconsciente de hacer algo; ahora siento la
consciencia de hacerlo. Dos cosas muy diferentes. E incluso a veces me veo en
la obligación de empezar a pensar en algo que debería empezar a suceder. Eso de
lo cronológico es lo que no nos hace disfrutar, porque todo el tiempo (si no la
llevaste a ritmo) estás pensando en dónde deberías estar en ese momento en vez
de estar en ese otro.
Cuando uno tematiza la vida entiende el
concepto de la sinergia, de la vida misma, que nos va llevando por recovecos
uniendo todo con todo, sooner or later.
Better later than never… Y se deja llevar por la música que suena al ritmo
de lo que queremos escuchar, y si tenemos que escuchar otros ritmos porque no a
todos nos gusta escuchar lo mismo al mismo tiempo y pasar por las distintas
etapas a la vez, por separado o de a una, deberíamos tan solo acompañar, hacer
unas palmas, tararear un poquito y esperar que llegue nuestro tema para
cantarlo a los cuatro vientos.
Inspirado en “The interlace structure of
Beowulf”
No hay comentarios:
Publicar un comentario