Significa no sea
tan duro. Cierre con un poco más de amor, delicadeza, precaución. Las noches, una
tras otra se van haciendo más cortas, se cierran despacio, nunca de golpe,
siempre con cautela y sabiendo que no queda nada por hacer, más que cerrar,
siempre despacio para amanecer al día siguiente.
“Cierre despacio,”
significa que volvimos y todavía tenemos un lento camino a la rutina habitual. Las
vacaciones no se cerraron del todo, pero ya se van cerrando las libres alas que
nos permitieron volar más allá de cualquier realidad tangible. No se puede
escapar a la realidad, siempre hay que volver, pero despacio.
Nunca fui
partidaria de los “cierres despacios”, generalmente di portazos para quizá
después volver abrir la puerta y pedir disculpas, pero ahora la puerta nunca se
termina de cerrar. Como la herida en ese lugar inapropiado, que roza con todo y
todos los días se vuelve a abrir, pero cierra, despacio, pero cierra. Gracias a
dios que a veces todo cierra.
Me llena de
melancolía no ser más una adolescente que pueda seguir en el “pedo líquido” (como
diría mi padre) sin culpas. Ese cierre despacio también es aplicable al proceso
que la mayoría de la gente que hoy me rodea esta atravesando... estamos
CERRANDO muy DESPACIO la puerta de la consciencia como tal, de entender el
mundo con una lógica nociva que antes nos servía pero ya no.
Y si yo fuera una
puerta, a mí también me gustaría que no me traten mal y me cierren despacio, lentamente,
día a día.
Lo bueno también
es asegurarnos de no dejar la puerta entreabierta, se nos puede abrir en el
camino y caernos al precipicio.
*Aunque parezca mentira, este texto fue escrito en el año 2007. La foto es una mera causalidad de la vida...o nuevamente, una auto-predicción.

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