jueves, 28 de febrero de 2013

Heaviness


" Heaviness may endure for a night, but joy cometh in the morning"
Psalm 30,v 5

¿Y cuándo es difícil? ¿Qué hacemos? Cuando pasan los días y los laburos no aparecen, la gente comienza la rutina y los viejitos van desapareciendo de la vista. Cuando la gente que antes pasaba con la tira de la malla triangulito asomando por sus cuellos y los hombres andaban con gorrito de piluso no están más. Cuando ya las mujeres pasan con tacos y un poco más arregladas y los hombres tienen pantalones largos, camisas y el pelo peinado y a veces hasta engominado. Y vos… vos seguís sin horarios, con la agenda 2013 vacía…
Es un trabajo difícil y de hormiga el de no desesperar, el de tener paciencia. Pero a veces puede ser un arma de doble filo. En él mientras tanto mirás los mails cada 20 minutos para ver si apareció algo. Chequeás las redes que buscan trabajo para ver si apareció algo nuevo que te puede interesar. Tejés, porque aunque no te haga sentir del todo bien, vos sabés que es un trabajo, pero es un trabajo que no sabés cuándo te va a dar dinero y, en estos momentos, lo que menos necesitas es sumar incertidumbres.
Y acá es cuando uno se pone a pensar en qué hace el que busca trabajo, o cómo se busca trabajo. Nunca antes me había tocado buscar trabajo, el primero que tuve cayó a mi vida de pura casualidad y fue el que sostuvo mi economía.  Ahora es diferente. En la era de la virtualidad te sentís un poco anticuado tirando currículums personalmente, pero lo haces de vez en cuando. Pero también sabes que en lo que tardas en ir de un lugar al otro, ya mandaste mail a 100 colegios. Buscás otras áreas que no te interesan tanto, pero que bueno, cuando hay hambre… y descubrís, mientras tanto, la hipocresía del “título habilitante”.
Me postulé a en varias empresas de traducción, me llaman de una. Me piden un software que no sé cómo usar. Hice un curso introductorio hace mil años pero no me acuerdo nada. Busco, bajo programas, pregunto a esas genias amigas que siempre están para ayudarme y me re ayudan. Y salgo adelante, mando la prueba hecha, feliz de que aprendí algo nuevo (porque eso tienen estas experiencias difíciles y duras, que se aprende bocha; mucho, muchísimo) Pero a veces tanto como se aprende, se sufre. Y hay que esperar… a ver si es un sí o un no…y volvemos a lo anterior, ¿y mientras tanto?
Mientras tanto el mundo sigue girando y no estás sola. Estas con otra persona que emprendió este mismo camino con vos pero que agarra atajos diferentes. Es como el sitio de internet ruta 40, no sé si lo usaron alguna vez. Es un sitio de internet donde vos ponés el lugar de origen y el destino y el sitio te ofrece llegar a ese destino por el camino más rápido pero con calles de tierra, en mal estado o ripio. Después está la opción del el camino óptimo: por ese por ahí tardas un poco más e incluso gastas más, pero no hay mucho obstáculo. Y el problema más grande es cuando te querés hacer un flor de viajecito pero tenés GNC. Entonces no tenés mucha chance… querés gastar poco, pero las opciones son limitadas. Esto es un poco así, cada uno elige caminos diferentes y para ponerse de acuerdo en cuál tomar juntos, podemos estar unos cuantos días.
Y haces las cuentas, y te olvidás de las libertades que querés tener. Y por momentos preferís el “austerismo” a depender. Y por otros pensás en que no tendrías que haberte venido así, pero por suerte al instante siguiente sabés que si no te venías así no te venías. Es como un salto, o la montaña rusa: cuando estás ahí pensás: “¿!Quién me manda a mí a subirme acá y estar cagada hasta las patas en este momento!? ¡¿Por qué no me lo habré ahorrado?!” Pero también sabés que si lo pensabas un poco más, no te subías más; quizá nunca más. Y cuando te querés dar cuenta estás dando vuelta por el aire, y la adrenalina te recorre todo el cuerpo, agradeces al universo haber tenido el coraje.
Y claro que siempre está la pregunta “¿Y si no sale nada?”… pero elegís que la vibra de esa negatividad, que ese golpe de realidad tan duro que puede llegar a venir te agarre desprevenido, como la ola cuando viene de atrás y no la viste; o como cuando estas confiado en que te fue bien en un final, súper seguro y ves el dos que confirma que tu percepción de la realidad estaba errada. Pero eso llega solo. No vale la pena masticarlo de antemano.
A las posibilidades negativas hay que saber darles su curso. Sacarlas del mapa así no se nos hacen parte de la rutina. Siempre va a estar todo bien, total cuando no lo esté, no lo va a estar. Claro que a veces no es tan fácil, claro que no. Claro que son horas de discusión, son llantos que no tienen mucha raíz (o en realidad tienen de sobra), son respiraciones y reafirmaciones de lo que uno quiere y lo que uno cree que puede, es en definitiva el motor de todas tus acciones: tus objetivos en la vida.
Porque un poco cuando se pone difícil creo que la clave está en volver a eso ¿no? El otro el día el negro me mostró un video de un entrenador que daba una charla y el tipo decía que estar dispuesto a hacer sacrificios por lo que uno quiere, por su sueño, es estar dispuesto a todo y a costa de todo. Y sí gente, tiene mucha razón. Si vos querés que tu vida sea de una manera y no estás dispuesto a sacrificar ciertas otras para llegar a ese sueño, nada será posible porque entonces es que no lo deseas tanto. Ojalá el loto me lo gane, ojalá. Pero mientras tanto descifro cuál es el sacrificio que tengo que hacer y dicho sea de paso, algunos ya los estoy haciendo.
Nada de esto impide, por suerte, seguir disfrutando de las pequeñas cosas que te dan felicidad. Esto te ayuda a ver y saber que esto es un sistema que nos lleva a sentirnos así. Que una vez que uno pueda sobrepasar los estadíos más duros de este mundito que nos elige el camino (por ejemplo tener una casa propia) podrá por fin disfrutar de la agenda vacía y saber que puede elegir el camino que más le guste porque tiene todas las herramientas para hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario