"Ninguna celebración está completa si carece de espíritu de servicio. Debemos compartir con los demás todo lo que recibamos, pues en el dar, recibimos. En esto radica la verdadera celebración. La felicidad y la sabiduría deben proliferar; eso sucede cuando la gente se reúne en el Conocimiento."
- Sri Sri Ravi Shankar - 11/06/2014
“Dormía y soñaba que la vida era alegría, desperté y vi que la vida era servicio, serví y vi que el servicio era alegría” (Rabinbranath Tagore)
“¿Qué puedo ofrecer yo a todo esto?
Nunca antes me había preguntado qué es el servicio. ¿Qué es servir? Esa palabra para mí se asociaba a un “sirviente” alguien que está ahí para servirnos por obligación, porque le corresponde, porque nació de una manera u otra, porque el destino quiso que le tocara nacer de un color en un país entonces estaba destinado a “servir”. Eso siempre fue lo que mi mente asoció al servicio. Nunca me gustó mucho la palabra, aunque la usaba y era parte de mi cotidiano en cuanto al “servicio doméstico” por ejemplo, había algo que no terminaba de convencerme, que no me cerraba. Un siervo, ese que antaño no tenía opción más que servir a quién lo obligaba a servirle. Y qué loco, ¿no? Que “SER- VIL”( Vil: dicho de una persona que falta o corresponde mal a la confianza que en ella se pone). Y le llamamos “servil” al “bajo, humilde y de poca estimación.” ¿Y no fuimos nosotros los “viles” que como sociedad no entendimos nunca el servicio? Luego la iglesia católica y seguramente muchas otras religiones se adueñaron de la palabra, planteando al servicio como un conjunto de acciones que garantizaban nuestro lugar en el cielo, nuestro visto bueno de Dios, nuestro lugar sano y querido en esta vida terrenal que nos tocaba.
Pero hasta que no aparecieron los humildes de verdad, esos que nacieron avocados al servicio genuino que nace desde el más puro amor y la Verdad, no hicimos más que arrastrar esa palabra década tras década, dejándola ahí sola, como una cosa casi despreciable.
Servicio es ser desprovisto de “pare.ser.” Servir al prójimo desde el amor que sabemos que emana ese acto de sonreír, de ayudar, de abrazar, de proveer lo que me nace, me sale. De ver lo que el otro necesita y sin esperar conocerlo, no conocerlo, amarlo, no amarlo simplemente entregar lo que el universo nos regala para que usemos libremente y reproduzcamos que es el Amor y la Verdad. Y ¿qué es el servicio sino Amor y Verdad? Cuando el servicio carece de Verdad, de Amor y de Humildad deja de serlo para transformarse en una espera de reconocimiento “mira qué buena que soy, todo lo que te ayudo”; “mira cuánto sacrifico por vos, espero que cuando a mí me pase algo…”
Deseo que cuando a mi me pase algo, tu corazón se ablande tanto y vibre con tanta verdad y amor que solito el quiera servirme y ayudarme en lo que necesite. Deseo que si alguna vez necesito, espero o me equivoco puedas con una sonrisa enorme y desde el amor abrazarme y explicarme y ayudarme a entender.
Muchas veces el servicio es difícil de explicar, porque quien no experimenta el placer enorme de servir y ver cuánto nos devuelve el Universo por eso, difícilmente entienda que servir no es una pérdida de tiempo ni un gasto de energía. Por eso el servicio se practica y no se predica. Se sonríe, se abraza, se explica, se comprende. Servir también es silencio y sabiduría y mucha firmeza y eje de no confundirnos.
Compartir, experimentar para que nos sirva a todos, comunicar las experiencias para poder abrazar desde el Dolor, desde la Alegría, desde lo más sutil que nos toque.
Entregarnos al servicio del Amor y la Verdad para que solo eso exista en nosotros. Sabiendo que cada pedacito de servicio puede ser lo que impulse a otro a entender lo que servir significa.
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