“Uroborus,
la serpiente que se muerde la cola, que se fertiliza y se devora a sí misma
desde la cola hacia arriba hasta que la cabeza ha tragado todo el tiempo,
indicando que la fuente primordial, el caos, lo inconsciente inicia y patrocina
la obra de renovación de su propia materia.” El Libro de los símbolos,
reflexiones sobre las imágenes arquetípicas, Taschen.
Después
de cada clase de astrología un sinfín de información baja. El ascendente, el
kin maya, todo indica que vengo a comunicar la espiritualidad, mostrar esa
parte de la realidad tan responsable, tan disciplinada, tan estricta por
momentos, tan certera pero a veces tan poco legalizada, asumida, integrada al
día a día. Quién sabe por qué siendo el Alma la Gran Madre la seguimos
considerando por momentos algo para lo que no tenemos tiempo. No tenemos tiempo
para la gran Madre, no nos alcanza el dinero, no nos hacemos el espacio. Jugamos
con la creencia de que todo eso que parece no poder postergarse ni un minuto
es lo más importante y lo que nos mantiene vivos. Mientras que el Alma se seca,
se estanca, se pone gris, se cierra. El gran Padre, el Gran patriarcado primero
le dice que no tiene tiempo para esas cosas, que los procesos que ella propone
necesitan demasiado tiempo y él necesita estructura y resolución. Él necesita
un dato, un indicio un estimativo de tiempo, y ella, ella es Ella. A veces,
para él, para la realidad, Ella no es real. Desde el nacimiento de la humanidad
esto ha sido así, en los distintos planos energéticos, físicos dos energías en
pugna por integrarse. Esto se puede ver traducido en el ejercicio físico de la
fuerza, también. Y ahí estamos, con eclipses en los ejes Cáncer-Capricornio: La
Gran Madre y el Gran Padre. Análogos a las energías de la Casa IV el origen, y
la Casa X, el propósito. El útero y el límite que necesitamos para crecer,
nacer, morir. Pensar que no nos queremos morir, eternizando el útero en la tres
D. ¿Será que estamos en un Gran Útero y esta Era son los miles de años de
Gestación hasta parir una nueva humanidad? Seguro. Pero para el humano individual
(Leo) son nueve meses de espera, para la Humanidad (Acuario) miles de años para
nacer y luego volverse a morir como tal. Así vamos, te dije, es la Astrología.
Es la certeza, la decisión. El Alma es la Gran Madre, esta tercera dimensión
puede oficiar de Padre si queremos. Unir las dimensiones, integrar las
visiones, integrar el Alma al propósito. Sin Alma no hay evolución. Venimos de
altas negociaciones internas, detallistas, intempestivas, lentas, dolorosas,
divertidas. Algunas más fáciles, otras más complejas. Algunas aún nos quedan
por resolver. Pero acá vamos, dándonos la mano al caminar, intentando que el
matrimonio interno no se esté peleando todo el tiempo sin ponerse de acuerdo. No
nos ponemos de acuerdo con los padres, madres, parejas, amigos, el espejo
eterno del desacuerdo interno que llevamos todos. Con el que nacimos todos.
Somos paradojas. Sencillamente paradojas.
Integrar
la Dualidad Madre-Padre. Luna Nueva en Géminis, seguida de la Canceriana. J
Que
este eclipse en Cáncer y Luna Nueva celebremos muchos matrimonios,
reconciliaciones y familias internas.
Sé
la familia que deseas.

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