El año pasado (el 2013), comenzó este “buen
momento” de la vida, que no significa que ya no vendrán más tiempos tristes, de
holgazanería total, de vacaciones por un año sino que vendrá un “buen momento”
en los niveles más altos de la consciencia. El haberse planteado en chiste -pero
en serio- “querer cambiar el mundo”, no fue poca cosa.
El “buen momento” en su sentido formal y de
estilo comenzó con cierto dejo de objetividad, de búsqueda de creatividad literaria
que quien escribe ama descubrir y canalizar. Pero este año me parece que a
veces por tratar de ser objetiva, decorosa y no dejarme reconocer a mí más pura
detrás de la escritura dejé pasar ciertas oportunidades.
Traté de generalizar o abstraerme de algo que
es evidente que es totalmente subjetivo y biográfico. Aunque pueda describir
situaciones ajenas y reflexionar sobre ellas, no dejo de ser yo quien filtra el
tono de la opinión.
Cuando quiero ser neutral aviso, cuando no
quiero herir a nadie (siempre) lo aclaro, pero cuando hay que escribir sobre
algunas cosas, freno o no sé cómo sacarles el velo de lo personal, tan mío y
tan hondo y a la vez universal. Si algo estoy aprendiendo de la literatura es
eso: que el escritor, poeta siempre representa la universalidad (aunque siempre
parcial, valga la paradoja) de un ser humano particular: el guerrero, el
trabajador industrial, la mujer feminista, el príncipe azul y muchas más. Por
la universalidad y ganas de compartir lo que nos sucede supongo que se empieza
a escribir; por dar lugar a las historias que imaginamos pero no podemos vivir
también. Esa parte me falta, escribir sobre las historias no verdaderas que
pasan por mi cabeza, pero, ¿no sería eso revelar mi más hondo inconsciente?
Ahora entiendo a los escritores un poco (por
favor, no quiero adjudicarme ese rol para nada, considero estar muy lejos
aunque me encantaría serlo): una cabeza enmarañada por cuánto de uno dejar ver, aceptar que lo que se escribe es propio o producto de nuestra imaginación. Porque, ¡vamos! Las
historias inventadas tienen tintes de todo tipo.
Habiendo dicho esto, este “buen momento”
continúa, más puro que nunca y con una agenda 2014 en mano, llena de proyectos,
visitas de amor, hermosas noticias de vidas que vienen, sonrisas y disfrute
para todos.
Con una sonrisa dibujada en mi rostro como
hasta hoy, quizás un poco más loca aún que el año pasado y con ganas renovadas
de cambiar el mundo será que me sentaré a escribir este año, dejando ser lo que
sea que se sienta.
En este acto solemne se hace la primera
publicación de este año.
Buon anno a tutti!
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