martes, 20 de febrero de 2018

Mar de Menta

Por momentos deseamos irnos en un mar de Menta. Entregarnos al sinfín de la perfección, olvidarnos de que el caos a veces hay que ordenarlo y entregarnos. De lleno a Neptuno irnos sin fin en la marea. Infinitamenta para respirar incluso abajo del agua. Allá donde todo es perfectamente catastrófico y Natural, donde todo confluye, no hay preguntas, no hay respuestas, es solo SER.
Allá donde el mundo es chico y el Universo también.
Irnos, de a ratos de esta realidad. En otro momento nos hubiesen internado, considerado esquizofrénicos o no sé qué, pero no, ¿sabés qué? A veces la realidad nos estresa y nos cuesta a veces más. Tenemos ganas de que nos aprueben e irnos sin más. Pero a la vez, la realidad se retroalimenta con esa otra realidad, se confirman unas a otras todo el tiempo, esa perfección de la unión de las partes. Y de vuelta, todo es confusión.
Llenarnos de menta y flotar, flotar y flotar y si querés mañana o pasado mañana nos sentamos a charlar.

lunes, 19 de febrero de 2018

Resúmen cósmico o caída de fichas grandes

(escrito en Junio de 2016) ¿Qué estoy pensando? Que a veces creemos que hay un cambio mágico en la vida que esta por venir donde las cosas “van cambiar” las cosas van a tomar otro rumbo y finalmente una parte que esta dentro nuestro, una parte que llamaría el “eterno pendiente” va a llegar a ser realidad. En un sistema donde las metas profesionales alcanzadas gracias a instituciones hegemónicas dominantes son las más importantes, la realización personal se convierte en alcanzar objetivos. Objetivos justamente "objetivos" (en oposición a "subjetivos"), donde la subjetividad y el individuo quedan para después, para ese momento donde se supone alcanzaremos todos esos objetivos “objetivos”. 
Cuando algunos decidimos dar el salto al cambio antes de la edad jubilatoria, nos damos cuenta que esos “objetivos” son la esencia del ser humano, solo que desde el punto de vista no sistema no los llamamos así, porque a esa palabra le falta una palabra, le falta la integridad, la comunión del alma con el ego, la comunión de que la vida es esto que nos esta pasando hoy y no todo lo que va a pasar después de llegar. 
Llegamos cuando nacimos y también antes de nacer. Ya llegamos hace rato, solo que ahora nos estamos dando cuenta.
Y el alma tiene deseos, claro que los tiene, no es que no hagamos el camino para llegar a ninguna parte, pero la diferencia es que la meta es el camino, el sueño es entregarse a él, a confiarlo y vivir con el deseo como guía. Que los objetivos sean pasos y no puntos de llegada constantes donde tenemos que correr hasta el agotamiento para llegar.
Y en medio del cambio todo comienza a tranquilizarse, comienza a transformarse el ritmo. Lo que antes era un cotidiano lleno de objetivos: un trabajo estructurado todos los días o casi todos a la misma hora, el mismo lugar, la misma gente y, muchas veces, a hacer cosas que no vibran en sintonía al 100% con nosotros (como tendría que ser). Un fin de semana donde hay que hacer todo lo que dé placer porque la semana se transforma en una tortura en algo que hay que pasar para llegar nuevamente al viernes. Ahora todo eso desaparece, y es la hoja de ruta en blanco, con las oportunidades que se presentan para tentarnos, para ponernos a prueba, para darnos cuenta lo hecho carne que teníamos un modo de vida que nos llenaba de toxicidad y angustias tapadas.
Porque necesitamos el dinero. Ese bendito sustento, esa bendita seguridad y el trabajo estable se nos metió hasta por debajo de las uñas, hasta en lo más hondo de nuestros poros. El significado de estabilidad nos lo crearon otros, nunca lo vibramos. No sabemos lo que es la abundancia, no sabemos lo que es la paz, no sabemos lo que es vivir. Porque es maravillosamente hábil el modo en el que nos modelaron el ADN. 
Hay abstinencia, claro que la hay. Hay momentos donde la calma nos parece la dimensión desconocida (porque es la dimensión desconocida), donde el no necesitar nada, el tener suficiente y estar equilibrado nos parece la locura más grande del mundo.
La diferencia es que una vez que masticamos, masticamos, meditamos y más que meditamos y nos llevamos el espejo a todas partes, ya nos miramos a los ojos a nosotros mismos y encontramos confianza donde antes había una persona llena de miedos, de paranoias, de objetivos por cumplir. Miramos el espejo y encontramos el abrazo, la tranquilidad, la mirada de aprobación, de merecimiento, de unión con nuestro ser, con todas las energías que vibran, con todos los guías y maestros que están ahí para apoyarnos porque siempre que de despertar el alma se trate y vibrar amor y verdad nunca estamos solos.
Saltás. Saltás al ahora hermoso, luminoso, colorido y excitante vacío. Al mundo de donde la red de seguridad no es más que tu armonía, tu paz, tu eje. La tranquilidad es la confianza en vos y eso. El aprendizaje es la no materialidad y vivir con lo justo y darse cuenta que pasar por estados económicos muy diferentes a los que todo un aparato de medios de comunicación nos hacen creer que es la felicidad nos genera altísimos aprendizajes. Claro que cada uno pasa por los cambios que tiene que pasar, todos estamos inmersos en mundos económicos diferentes por la familia de la que venimos, dependiendo de lo que se dediquen nuestros padres y las concepciones de la vida que se manejen en el seno familiar, porque apenas llegamos eso es lo que aprendemos que es vida. Eso es lo primero que leemos como ES. Y así construimos nuestro holograma, por oposición, por negación, por idealización, por naturalización. 
Qué peligrosa la naturalización. Que palabra más ambigua. Qué mundo más hermoso: la Naturaleza. Y la vemos como si no fuéramos parte. El animal es Naturaleza pero nosotros no. Nosotros somos Naturaleza, lo que pasa es que nos separamos tanto de ella que ya no nos sentimos parte. En Pedagogía, en Filosofía, en Sociología la Naturalización es el gran mal que aqueja a el ser humano; hacer natural algo que no lo es y que a determinados grupos económicos les conviene que naturalicemos, que no cuestionemos . El Discurso es el Gran Genio de la Naturalización. Y debemos decir que se ha hecho un excelente trabajo porque creemos que es naturaleza tomar Coca Cola para ser felices. Hay que aplaudir y de pie la astucia del sistema. Ahora me pregunto, ¿por qué no podemos usar esa astucia y ese discurso natural para mirar hacia otro lado y ver el mundo de otra manera? Por suerte ya estamos dándonos cuenta que el diccionario nos queda chico y que hoy las palabras tienen muchos significados más que el que creímos durante mucho tiempo. 
Los significados son otros y el trabajo no se termina. ¿Será esta nuestra tarea como seres humanos de hoy? Desentrañar un sistema que nos trató de robar lo que nos correspondía, un sistema que a veces es inocente, a veces quiero creer que hay algo de inocencia, algo de no saber todo lo que iba a suceder por el maltrato que le hicimos a la tierra. Por algo tuvimos que convertirnos en eso, en ese animal salvaje vestido de civilizado. Ese voraz predador que arrasa con todo lo que se le cruza por el camino: con los árboles, con el agua, con el fuego, arrasa con tal de satisfacer su placer material, su sed apagada, su fuego incesante de conquistar el poder. A veces me pregunto desde lo más hondo de mi ser cómo se sentirá. Cómo será estar tan rebalsado de poder económico, en qué punto de tu ser se regocijan las energías oscuras, cual villano de dibujito animado, y las ves pero no las ves.
Imposible. Imposible, pero somos eso. Eso existe y existe hace muchísmo tiempo. No es de hoy, es del Gran Camino que vinimos a hacer, el gran hilo que todo lo ve, el patrón que conecta.
Bajar el ritmo te permite VER, Sentir, oler, amar, vibrar, escuchar, resonar, resonar y resonar. Te permite leer una partitura y no seguir un esquema. Te permite cantar y no hablar. Te permite ver todo en colores y no siempre gris. Te permite ser en conjunto y en particular, bajar el ritmo te permite sentir que la tierra gira, y que vos, sí vos, ese minuto en la evolución de la humanidad, ese segundo en la vida del universo tenés algo que ver con todo eso, tenés todo que ver con todo eso. Entonces sentís el latido, el latido de la vida, de la Tierra. Sentís el animal que tenés adentro, sentís el salvaje que contribuye a un ciclo natural de vida y no que lo quiere alterar para no tener que hacer esfuerzos ni vivir etapas, como las estaciones mismas. 
No hay enojo, ya no más. No hay bronca, ya no tampoco. No hay resentimiento, hay comprensión y aceptación del eslabón, del punto que hace al todo. Del somos todos, todos somos uno. Te sanás vos, sano yo. Vos sonreís yo me derrito en tu luz. La vida es hermosa, la vida es sana y la vida es feliz. Descubrir esto fue una de las cosas que más me costó.
Me saqué, me estoy sacando, con una pinza pequeña los restos de piel vieja que me quedan. Como la serpiente que cambia su piel y la Araña que no reniega de tener que tejer nuevamente su tela después de una tremenda tormenta, entiendo que tengo la salvia de la creación dentro mío y que por algo me fue dada. Por algo estoy acá y a algo vine. Entender eso me costó, corcoveó todo mi ser, en todos sus planos, como un caballo rebelde que se niega a ser domado. Gritos desesperados dio mi cuerpo, mi ego, mi aura se electrificó por momentos. Sentir una abstinencia que no era mía, pero que a la vez sucedía. Un escalofrío por la espalda, los resabios del miedo, los últimos rastros de toxicidad. 
Inconsciente, navegarlo, lista para todo. Zarpar todos los días por su inmenso mar. Cada despertar un puerto nuevo, cada día un agua diferente, pero parte de la misma. 
Seis meses. A mitad de mi vuelta al Sol. Nada es casual. 
Entrego una Diosa que soy, una parte de las tantas que fuimos y que venimos a desarrollar. En esta vida y en las anteriores, en cada una con un nivel más elevado de consciencia 

viernes, 9 de febrero de 2018

Fuego

¿Qué quedó atrás? 
Hoy. La determinación de buscar un amor simple y real, muy real. Y los movimientos físicos de sanar, de limpiar una vez más ese swadhistana tan herido, tan, tan bastardeado, esa división ilusa en la que nos crían. Hacernos creer que podemos separar el sexo del amor. Cómo si eso fuera posible. Porque sentir de verdad, quema de tan fuerte, quema y podes correr el riesgo de confundirte de sensación. De ese momento de la vida donde TE QUEMARON. TE SECARON.
Donde todavía no eras consciente de que justamente para estar hoy acá, cerca del fuego, y no tener miedo, ni un poco y entregarte a la misión, tuviste que conocer ese otro y hoy cuidar como el tesoro más puro tu llama, tu fuego interior. Como en la peli “El Castillo Ambulante,” sin el fuego se detiene la vida, dejamos de andar. Este fuego quema y duele pero ya no es sufrido, incomprendido, hoy es abrazado y plenamente creativo