lunes, 16 de septiembre de 2013

Siempre el Sol brillará para nosotroas*

Sentirse raro por sentirse feliz. Nos enseñaron que en estos momentos debíamos sufrir, entristecer y llorar por todo lo que falló en la empresa de la pareja. Nos contaron cómo, a lo largo de la vida el éxito iba de la mano de conseguir, entre otras cosas, ser exitosos en el amor. Se olvidaron de contarnos que el amor no se rinde en ninguna universidad, que a amarse y a amar no nos lo enseñan ni formal ni informalmente. Que ni Ausubel, ni Vigotsky, ni Piaget, ni ninguno de ellos iba a decir cómo teníamos que ser exitosos en el amor. Lo único que supimos durante mucho tiempo es que casarse y tener hijos era tan importante como recibirse y ser profesional.

A algunos nos tocó derribar mandatos con más fuerza que a otros. Otros elegimos cuestionar todos y cada uno de ellos y aquí estamos, aún decidiendo de qué lado queremos vivir, cómo y con qué principios y filosofías.

Por eso encontrarse disfrutando de la soledad nos parece raro, incluso extraño, porque siempre creímos que “esto” en “este momento de la vida” ( y dejo de lado la edad porque sino empiezo otro apartado) iba a traer “estas” consecuencias. Pero hoy me encuentro, me sorprendo a mi misma con sensaciones encontradas. Todas ellas de calma, mucha calma. Quizás el por qué de esa calma sea que siempre quise entender y, después de tantos años de buscar respuestas, finalmente las voy encontrando. También puede ser que no hay con qué darle a la experiencia. En realidad, no es que “puede ser”, ES. Vivir te hace sabio, pero no todos eligen vivir de la misma manera. El que elige vivir con los ojos bien abiertos y la escucha entrenada no puede hacer caso omiso de ciertas cosas. No podemos omitir que somos íntegros porque la integridad parte del ser unificado. No estoy en paz porque me pienso en paz, lo estoy porque lo practico, lo ejerzo, lo predico y lo armonizo.

Desde cómo me alimento, cómo trabajo, cómo sueño, cómo me desenvuelvo y cómo enfrento empiezo a ser yo, la misma en todos esos lugares. ¿Fui siempre ese YO? No, definitivamente no. También sé que, probablemente, mañana este yo mute a otro diferente, más elevado y más evolucionado pero siempre para mejor, siempre sumando y aprendiendo.

Me “auto-sorprendo” en medio de la cocina, de las cosas sanas y naturales que como, el ciclo más perfecto: me dan mucha “sanidad” mental pensando en cuánto de aceptar hay en este aprendizaje. Cuánto hace falta entender que hay cosas que son. No es que no vayan a cambiar, sino es que siempre fueron de esa manera. Sí, todos queremos ir a antes de que el sistema nos corrompiera, la cultura nos educara y el hombre nos trastornara. Pero eso sería ir a antes de que tengamos conciencia… y eso, no creo que sea posible. Desde que el mundo es mundo somos diferentes, desde que el mundo es mundo el hombre tuvo conductas alimenticias que no eran las mejores para él. Desde que el mundo es mundo existió la corrupción, la traición, los pobres y la injusticia…desde que el mundo es mundo el matrimonio era todo menos eso que tenía que ver con el amor.

Amor.

Y pensar que muchas veces nos burlamos de esa palabra. La menospreciamos y la tratamos de cursi, ideal o fantástica. Así como dejamos de creer en Dios, dejamos de creer en el amor. Dejamos de creer en nuestra capacidad como seres individuales de satisfacer todas nuestras necesidades por nosotros mismos, sin tener que exigirle al otro que cumpla nuestros más preciados anhelos y, lo que es aún peor, culpamos a cualquier otro porque debido a que no actúan como ”se supone que deberían” nosotroas somos infelices. Qué increíble y qué sencillo a la vez.

Ser uno. Ser. No pedir y entender. Aceptar que nosotros somos los absolutos dueños de cada una de nuestras decisiones, momentos y consecuencias.

El día que podamos aceptar ese pequeñísimo detalle y dejemos de depositar en un “otro” todo lo que acontece, ese día podremos lograr que el sol brille siempre para nosotroas.

*Me gusto el "nosotroas" para expresar a ambos géneros.


No hay comentarios:

Publicar un comentario