Y el universo es amor. Claro que me pregunto qué cazzo estoy diciendo cuando digo "el Universo". Claro que me pregunto si me estaré nuevamente inventando un castillo brillante sagitariano lleno de explicaciones geniales para los pinchazos más finos pero profundos que me da el crecer todos los días un poco más. Se ve que el abrir del capullo duele, que el caer del tallo -por más que tan naturalmente solo- también. Y se ve que en el instante después del dolor de apertura del capullo o de suelte del fruto viene un éxtasis proporcional de lo completamente nuevo. Una conciencia de ya todo lo que existe: tormentas, fuegos, humanes, climas, meteoritos, aguas, en fin, las miles de posibilidades de ciclos combinados. Pero hay algo latente, inherente a todo eso que puedas deducir del mundo que sigue creciendo aunque vos estés desconectada de la voz de comando. Y se ve que hacerse consciente de todo eso, se ve que vivirlo todo absolutamente conectado con todo y todo el tiempo (como si hubiera opción de otra cosa), es… , es …. Algo que nunca antes jamás siento que había sentido ni experimentado. Y hacía mucho que no me pasaba, el dolor tan hondo y profundo, pero tan relajado y sincero. Es tristeza, no es ni linda ni fea, ni mala ni buena, ni es por una razón particular. Es el tapón que se soltó no más con la entrada del vórtice del Sol a ese momento donde, como dice Rudhyar, el mundo se detiene por un momento, el equinoccio. Y ahí me detuve, se detuvo todo una vez más, en el medio de verlo todo con un ojo en el centro. Y es que justamente eso, unirse con el cosmos, o es que en realidad, desde mis ojos, así te veo. Así como los perros ven grises (es así?) yo veo y siento el cordón con el cosmos. El vértigo otra vez, la adrenalina, porque el trance es fuerte y certero. Porque llevar los cuerpos a escuchar el tambor, porque entregar tu cuerpo al sonido del tambor, es el latido de la Tierra, es ese cosmos tan lejano traído acá, a los pies, a la raíz celular y a hacer vibrar la mitocondria que cada vez que retumba la memoria al sonido de los cueros libera, libera, libera.
Con razón me ardió la garganta todo el finde, estoy soltando las amarras de lo oscuro, y me tientan a ir con el susurro. Lilith en conjunción al ascendente en Géminis. Todo lo que no pudimos decir en libertad y tuvimos reprimido. Una charla de chamanas, pudiendo ser la ecuanimidad en paso del conocimiento. Ser la nueva forma en la que podemos aprendernos, crearnos y mostrarnos el nuevo camino.
Arremeter, siempre, desde todos los lugares: el descanso, el arte, la meditación, la lucha, la calle, el cotidiano.