Texto de Junio de 2017, Mar del Plata.
¿Qué estoy pensando?
¿Qué estoy pensando?
Tengo muchas maneras de decirlo:
Lo primero que me
sale: choqué,
Lo pienso mejor: me
chocaron
Lenguaje técnico: me
embistió un colectivo.
Lo que vio la gente
que estaba ahí: la sacaste baratísima.
En la quinta
dimensión: Marte entró en Cáncer en mi casa I intecerptado (el colectivo era
rojo) y me la puso.Y podría seguir,
¿Qué
siento?
Que renací. Que no
tuve un solo rasguño y que soy hija del Universo, o de Dios, que eligió
cuidarme, enseñarme dejándome el cuerpo físico bien sano para poder seguir.
Chocar es un hecho
traumático, que se venga un bondi encima muy. Instantáneamente tuve un flash
que me dijo que todo estaba bien, que mi cuerpo físico estaba bien, y me calmé,
sabía conscientemente que eso era lo más importante. Después, pensé, venía por
la derecha” ya que uno de los bondis me reclamó que no miré. Unos viejos que
estaban ahí empezaron a gritarle al chofer, y a quejarse de la mierda que son,
y yo grite “¡acá nadie se pelea, este es mí choque!” No iba a permitir
disturbios en MI protagónico. Un muchacho se me acercó, me ofreció algo, se me
acercó el chofer, me preguntó si estaba lastimada, que eso era lo más
importante, los viejos quejosos me tiraban data
“sacale foto al registro”, “saca fotos de los cuatro ángulos”, “pedile los
datos, tomale la patente, búscate testigos.” Hice todo lo que había que
hacer, saqué las fotos, busqué los testigos, lapicera en mano, celular en mano.
En el medio y desde el principio fue “a
quién llamó, estoy sola en esta ciudad” Al toque supe que no, cancelé ese
pensamiento, tenía que ser alguien que estuviese cerca, nadie. Llamé a mis
amigas de La Caleta, me contuvieron, otra vez “lo importante es que vos estés
bien”. Porque miraba el auto y me quería matar, ese momento que ya era absolutamente
irreversible, y pensar que si ahí me aparecía el diablo, hacía un pacto, en la
esquina de casa, un día lleno de energía, comenzando a accionar las libertades
que me estaban tocando.
Pero no, había algo
más. Algo faltaba expulsar, sacudir, remover, reencontrar. Donde voy a dejar el
auto, se le explotó la ventana trasera, por suerte anda. Tuvimos que esperar a
la policía científica, ahí empecé a llorar. Lloré mucho, la gente no entendía
bien por qué si estaba viva, sana y el auto me lo iban a pagar todo porque era
claro el accidente. Pero yo lloraba porque una parte mía se había visto
ultrajada, chocada, llevada puesta, alguien
no me vio y casi me podría haber matado. Y a la vez, nada era tan grave, o difícil o un castigo. En el
momento del impacto también supe que por más que se entienda la 3D es
inevitable. Pero todo el tiempo me sentí muy contenida, por el señor que vendía
medias, por el chico de la esquina, por la señora que pasó y me dio una palmada
en el hombro y me dijo “ya está querida, lo importante es que estas bien”. La
chica de la panadería se acercó a ofrecerme un café. Yo lo único que quería era
volver el tiempo atrás. Qué loco, con Sol conjunción Saturno en la Revolución
Solar y terminando mi retorno de Saturno, la tipa pretendía llevar el tiempo
atrás. Y supe que iba a descubrir por qué, pero no me podía ir a meditar, a
llorar y después volver. Tuve que ser adulta, fuerte, y no por eso dejé de
llorar. Recibí cada mirada y agradecí mucho a todos. No me pude enojar con
nadie, putié un poco, en voz alta y mirando para arriba. Pero solo un poco. Casi caigo en “por qué todas a mí” pero después me vi en la terapia, en la fuerza
y la empatía con el dolor y el amor y la contención con la que trabajo todos
los días. Si te sucede es porque el Universo sabe que estás preparado para
destrabarlo, verlo y aprehenderlo. Me atendieron los de la ambulancia y me
hicieron preguntas complejas para ese momento, “¿Por qué vivís en mar del plata?” “¿Vivís sola?” “¿Tenés a quién
llamar?” Marte en Cáncer: no se podía llamar a Papá, ni a Mamá, ni a
hermano. Pero todos desde la distancia estuvieron ahí, conteniendo todo el
bendito tiempo.
Y yo preocupada por no
poder llamar a mi ex pareja. Por decir todo esto a mí.
Fueron pasando las
horas, llegué a casa, le puse un nylon al auto y me metí en la cama. Aún tenía
que resolver el tema cochera, donde iba a dormir el carro. Yo no sentía mucho
más que no poder creer mucho de lo que sucedía. Baje a pedirle a Rosana, la de
la dietética si me hacía de madre. Previamente y ya con todo organizado, hablé
y lloré con La familia. Después Ro, me consiguió una cochera, donde dormir el
auto. Y todos, una vez más, preguntando cómo estaba.
La familia es todo y
todos al mismo tiempo, pensarlo como una “desgracia” por vivir lejos y “si vivieras cerca” y si viviera cerca el
bondi me la ponía igual, pero no, no sería la misma porque todo lo que aprendí
esta vuelta nunca lo iba a aprender.