domingo, 27 de enero de 2019

Hijas e hijos del Universo en Rol


Hijos e Hijas ¿de qué? ¿de quiénes? Algo que cuestionó el ciclo de Nodos anterior (Acuario- Leo) es asumir que somos hijos de esta mismísima humanidad. Que cuando nos animamos a entrar en el vacío de ser responsables de haber elegido este instante en el ciclo evolutivo para venir todo cobra un sentido y un por qué. Por momentos puede parecer una escapatoria fácil a un mundo que vive de conflicto en conflicto, de crisis en crisis, pero cuando -acuarianamente- te alejás un montón y ves el constante transcurrir de la historia del mundo ves. Y no dejás de preguntarte ¿por qué? Con la Luna Escorpiana de hoy es digno pretender que dejen de existir las crisis y, aunque la estadística, la lógica, la razón, la economía, las vueltas pretendan explicar todo y podamos ver claramente la dinámica, aún así permanece, en el fondo de todo corazón, la bendita ilusión (Júpiter y Neptuno haciendo de las suyas) ¿por qué? ¿Qué será que aún nos quiere hacer creer que en algún momento esto se termina? ¿Será porque siempre a todo le vimos un “final” y por ello entendimos “no comienzo”? Entonces ese miedo a que se termine, pero un inconsciente que quizás lo añore –el final- para dejar de “sufrir”. Se ve cómo se van construyendo realidades a través de haber ido asociando verdades durante tanto tiempo. Claro que cuando uno estaba en medio de la Guerra deseó el final, y el final vino, pero aún así, la Guerra volvió y después volvió distinta, pero solo que transformada de otra cosa y así. Hoy estamos en Guerra, seguimos buscando la Paz. Se van descubriendo siempre nuevos “enemigos”. Pero volviendo, somos hijos ¿de qué? ¿de quién? de todo eso y de todo esto: de una madre y padre persona; de un sistema de creencias, de un grupo de personas que han conformado la realidad durante mucho tiempo. Los Nodos en Leo y Acuario también pretendieron abandonar las quejas de no poder reclamarle a nadie nada y descubrir que héroe/heroína se hace y se nace. Ahora nos toca pasar de capítulo, de preguntarnos bajo qué concepto de “maternidad, paternidad, familia” fuimos concebidos (Nodos Capricornio-Cáncer). No es casual que todos estemos constelando, sanando los niños interiores, al padre a la madre, a  los ancestros y abuelos. ¿Bajo qué concepción de la realidad fuimos concebidos? ¿Qué se estaba reprimiendo en ese momento? ¿Qué se estaba empezando a permitir? ¿Qué se hacía descontroladamente? Inmediatamente viene la pregunta: ¿tanto hay que indagar? ¿Tanto hay que pensar? La evolución, la espiritualidad requieren valentía y mucho trabajo interno, externo y cotidiano. En la era Capricorniana de hoy, por fin tenemos los comienzos de la oportunidad de una liberación real, sana y amorosa. Pero como ya sabemos Miyagi San es muy exigente, para mostrarte los dones de la espiritualidad, de la transfiguración de la creación de la propia realidad te pone pruebas intensas, fuertes, y sobre todo, la sabiduría de la paciencia como primer aprendizaje. Aries es el signo número uno del zodíaco: Aries, Marte, Casa I, viene con la ansiedad de quien dio comienzo, la omnipotencia de quién impulsó por primera vez la creación. Capricornio es Saturno, Casa Diez. Distancia que nadie quiere recorrer porque implica pasar por todas esas preguntas que duelen, duele ver cómo, después de todo, preferiríamos –a veces- nunca haber descubierto que existía otra manera, otra verdad, otra realidad parte de la misma y opcional.
Hoy sabemos que podemos limpiar, decodificar, reprogramar, sanar, todas esas creencias y elegir renacer siendo hijas e hijos de una elección propia donde todo tiene una explicación donde el Universo que nos rodea tiene un rol fundamental para la comprensión. 

(El arte del dibujo es de Josephine Wall)