viernes, 7 de junio de 2019

El Choque (o "Tránsito de Marte por casa I en Cáncer)


Texto de Junio de 2017, Mar del Plata.

¿Qué estoy pensando? 
Tengo muchas maneras de decirlo:
Lo primero que me sale: choqué,
Lo pienso mejor: me chocaron
Lenguaje técnico: me embistió un colectivo.
Lo que vio la gente que estaba ahí: la sacaste baratísima.
En la quinta dimensión: Marte entró en Cáncer en mi casa I intecerptado (el colectivo era rojo) y me la puso.Y podría seguir, 
¿Qué siento?
Que renací. Que no tuve un solo rasguño y que soy hija del Universo, o de Dios, que eligió cuidarme, enseñarme dejándome el cuerpo físico bien sano para poder seguir.
Chocar es un hecho traumático, que se venga un bondi encima muy. Instantáneamente tuve un flash que me dijo que todo estaba bien, que mi cuerpo físico estaba bien, y me calmé, sabía conscientemente que eso era lo más importante. Después, pensé, venía por la derecha” ya que uno de los bondis me reclamó que no miré. Unos viejos que estaban ahí empezaron a gritarle al chofer, y a quejarse de la mierda que son, y yo grite “¡acá nadie se pelea, este es mí choque!” No iba a permitir disturbios en MI protagónico. Un muchacho se me acercó, me ofreció algo, se me acercó el chofer, me preguntó si estaba lastimada, que eso era lo más importante, los viejos quejosos me tiraban data “sacale foto al registro”, “saca fotos de los cuatro ángulos”, “pedile los datos, tomale la patente, búscate testigos.” Hice todo lo que había que hacer, saqué las fotos, busqué los testigos, lapicera en mano, celular en mano. En el medio y desde el principio fue “a quién llamó, estoy sola en esta ciudad” Al toque supe que no, cancelé ese pensamiento, tenía que ser alguien que estuviese cerca, nadie. Llamé a mis amigas de La Caleta, me contuvieron, otra vez “lo importante es que vos estés bien”. Porque miraba el auto y me quería matar, ese momento que ya era absolutamente irreversible, y pensar que si ahí me aparecía el diablo, hacía un pacto, en la esquina de casa, un día lleno de energía, comenzando a accionar las libertades que me estaban tocando.
Pero no, había algo más. Algo faltaba expulsar, sacudir, remover, reencontrar. Donde voy a dejar el auto, se le explotó la ventana trasera, por suerte anda. Tuvimos que esperar a la policía científica, ahí empecé a llorar. Lloré mucho, la gente no entendía bien por qué si estaba viva, sana y el auto me lo iban a pagar todo porque era claro el accidente. Pero yo lloraba porque una parte mía se había visto ultrajada, chocada, llevada puesta, alguien no me vio y casi me podría haber matado. Y a la vez, nada era tan grave, o difícil o un castigo. En el momento del impacto también supe que por más que se entienda la 3D es inevitable. Pero todo el tiempo me sentí muy contenida, por el señor que vendía medias, por el chico de la esquina, por la señora que pasó y me dio una palmada en el hombro y me dijo “ya está querida, lo importante es que estas bien”. La chica de la panadería se acercó a ofrecerme un café. Yo lo único que quería era volver el tiempo atrás. Qué loco, con Sol conjunción Saturno en la Revolución Solar y terminando mi retorno de Saturno, la tipa pretendía llevar el tiempo atrás. Y supe que iba a descubrir por qué, pero no me podía ir a meditar, a llorar y después volver. Tuve que ser adulta, fuerte, y no por eso dejé de llorar. Recibí cada mirada y agradecí mucho a todos. No me pude enojar con nadie, putié un poco, en voz alta y mirando para arriba. Pero solo un poco. Casi caigo en “por qué todas a mí” pero después me vi en la terapia, en la fuerza y la empatía con el dolor y el amor y la contención con la que trabajo todos los días. Si te sucede es porque el Universo sabe que estás preparado para destrabarlo, verlo y aprehenderlo. Me atendieron los de la ambulancia y me hicieron preguntas complejas para ese momento, “¿Por qué vivís en mar del plata?” “¿Vivís sola?” “¿Tenés a quién llamar?” Marte en Cáncer: no se podía llamar a Papá, ni a Mamá, ni a hermano. Pero todos desde la distancia estuvieron ahí, conteniendo todo el bendito tiempo.
Y yo preocupada por no poder llamar a mi ex pareja. Por decir todo esto a mí.
Fueron pasando las horas, llegué a casa, le puse un nylon al auto y me metí en la cama. Aún tenía que resolver el tema cochera, donde iba a dormir el carro. Yo no sentía mucho más que no poder creer mucho de lo que sucedía. Baje a pedirle a Rosana, la de la dietética si me hacía de madre. Previamente y ya con todo organizado, hablé y lloré con La familia. Después Ro, me consiguió una cochera, donde dormir el auto. Y todos, una vez más, preguntando cómo estaba.
La familia es todo y todos al mismo tiempo, pensarlo como una “desgracia” por vivir lejos y “si vivieras cerca” y si viviera cerca el bondi me la ponía igual, pero no, no sería la misma porque todo lo que aprendí esta vuelta nunca lo iba a aprender.


viernes, 12 de abril de 2019

Sin filtro


Penetra sin filtros la energía. Penetra en cada poro de la piel todo, absolutamente todo lo que circula por el ambiente circundante. ¿Cuánto radio activo se me pega? ¿Hasta dónde llega el límite de la protección? ¿Hasta dónde llega el contacto, la conexión? Netflix, nuestro nuevo personaje en la serie del subconsciente, no para de traer contenido donde todo se comienza a unir de manera trágica, casi al borde (por no decir “al mejor estilo”) de mito griego, todos los planos, todas las dimensiones empiezan a tocarse y a generar el gran caos. Maniac, The OA, Osmosis. Control, la guerra sigue siendo el control. El deseo de borrar, el deseo de transmutar, el deseo, la búsqueda de alguna manera de entender el presente. Así un poco podemos hacernos cargo de que la vida nos esta llevando por un caudal de energías piscianas para querer desentrañar el cosmos, el útero humanitario, el eterno colectivo de almas que somos. Una vez más, desde lo más profundo del no sé, pero no por eso dejar de buscarlo “¿quiénes somos?” Acá una simple mortal con una fascinación por el ser humano que recién hoy logra validar, una antropóloga amateur, estudiosa empedernida de cómo funcionamos, no conforme con lo biológico, llena de curiosidad esta mente humana que ya no es cerebro, la mente es todo, la consciencia, el vivir, el estar, todo el equipo que nos conforman, todos los planos, todos los días, en la dulce esquizofrenia (muy geminana) para desarmarnos, observarnos las partes y volvernos a unir. Mercurio esta en Piscis, la mente se deleita con no “entender” puede empezar de a poco a disfrutar de que habla otro idioma y las palabras sobran, oh sí, redundan, claro que embellecen, las amamos, tienen poder y fuerza, pero en piscis, mercury floats away in a soft soft world. Y flota, y ve la conexión de todo con todo, no intenta explicarla, porque si lo hace ese mercurio muy 3D quiere lógicas egoicas antiguas. Entonces ni te esfuerces en bajarlo, confiá en lo que intuís, en lo que sentís, en lo que percibís. Imaginate que en las células hay cerebritos, en el aura está ahí. No todo esta en el #cerebro per se. Así estamos. Se disparan un millón de preguntas. Antes, esas preguntas hubiesen sido angustia, desesperación ¿cuándo aparecería la resolución?

Y un día, bajito todo el Universo te susurra, te recuerda… “Esto es constante evolución”
Y te entregas, toda impactada, al encuentro con todo lo que la aventura cósmica de ser un humano en esta tierra, en este momento particular de la historia, tiene para enseñarte.





domingo, 27 de enero de 2019

Hijas e hijos del Universo en Rol


Hijos e Hijas ¿de qué? ¿de quiénes? Algo que cuestionó el ciclo de Nodos anterior (Acuario- Leo) es asumir que somos hijos de esta mismísima humanidad. Que cuando nos animamos a entrar en el vacío de ser responsables de haber elegido este instante en el ciclo evolutivo para venir todo cobra un sentido y un por qué. Por momentos puede parecer una escapatoria fácil a un mundo que vive de conflicto en conflicto, de crisis en crisis, pero cuando -acuarianamente- te alejás un montón y ves el constante transcurrir de la historia del mundo ves. Y no dejás de preguntarte ¿por qué? Con la Luna Escorpiana de hoy es digno pretender que dejen de existir las crisis y, aunque la estadística, la lógica, la razón, la economía, las vueltas pretendan explicar todo y podamos ver claramente la dinámica, aún así permanece, en el fondo de todo corazón, la bendita ilusión (Júpiter y Neptuno haciendo de las suyas) ¿por qué? ¿Qué será que aún nos quiere hacer creer que en algún momento esto se termina? ¿Será porque siempre a todo le vimos un “final” y por ello entendimos “no comienzo”? Entonces ese miedo a que se termine, pero un inconsciente que quizás lo añore –el final- para dejar de “sufrir”. Se ve cómo se van construyendo realidades a través de haber ido asociando verdades durante tanto tiempo. Claro que cuando uno estaba en medio de la Guerra deseó el final, y el final vino, pero aún así, la Guerra volvió y después volvió distinta, pero solo que transformada de otra cosa y así. Hoy estamos en Guerra, seguimos buscando la Paz. Se van descubriendo siempre nuevos “enemigos”. Pero volviendo, somos hijos ¿de qué? ¿de quién? de todo eso y de todo esto: de una madre y padre persona; de un sistema de creencias, de un grupo de personas que han conformado la realidad durante mucho tiempo. Los Nodos en Leo y Acuario también pretendieron abandonar las quejas de no poder reclamarle a nadie nada y descubrir que héroe/heroína se hace y se nace. Ahora nos toca pasar de capítulo, de preguntarnos bajo qué concepto de “maternidad, paternidad, familia” fuimos concebidos (Nodos Capricornio-Cáncer). No es casual que todos estemos constelando, sanando los niños interiores, al padre a la madre, a  los ancestros y abuelos. ¿Bajo qué concepción de la realidad fuimos concebidos? ¿Qué se estaba reprimiendo en ese momento? ¿Qué se estaba empezando a permitir? ¿Qué se hacía descontroladamente? Inmediatamente viene la pregunta: ¿tanto hay que indagar? ¿Tanto hay que pensar? La evolución, la espiritualidad requieren valentía y mucho trabajo interno, externo y cotidiano. En la era Capricorniana de hoy, por fin tenemos los comienzos de la oportunidad de una liberación real, sana y amorosa. Pero como ya sabemos Miyagi San es muy exigente, para mostrarte los dones de la espiritualidad, de la transfiguración de la creación de la propia realidad te pone pruebas intensas, fuertes, y sobre todo, la sabiduría de la paciencia como primer aprendizaje. Aries es el signo número uno del zodíaco: Aries, Marte, Casa I, viene con la ansiedad de quien dio comienzo, la omnipotencia de quién impulsó por primera vez la creación. Capricornio es Saturno, Casa Diez. Distancia que nadie quiere recorrer porque implica pasar por todas esas preguntas que duelen, duele ver cómo, después de todo, preferiríamos –a veces- nunca haber descubierto que existía otra manera, otra verdad, otra realidad parte de la misma y opcional.
Hoy sabemos que podemos limpiar, decodificar, reprogramar, sanar, todas esas creencias y elegir renacer siendo hijas e hijos de una elección propia donde todo tiene una explicación donde el Universo que nos rodea tiene un rol fundamental para la comprensión. 

(El arte del dibujo es de Josephine Wall)