Allá
cuando el primor prime tiene que empezar a ser acá. Ya basta de esperar a que
mañana sea el día, que en el futuro entendamos, que mañana comprendamos.
Cuando
nos demos cuenta que las frases célebres existen por algo, realmente
entenderemos que no hay que dejar para mañana lo que se pueda hacer hoy, que no
hay que postergar, que hoy es hoy y que mañana, quién sabe qué nos deparará el
destino.
Acá
cuando el primor prime podremos entender que la vida es este momento único.
Que hay millones de cosas que deberían ser de otra manera pero que no lo son.
Que gastar energía en decirle al otro todo lo que hace mal, lo que hace bien, en explicarle cómo queremos que nos trate, nos quiera o cómo queremos que nos
bese, nos toque vale la pena solo si el otro nos pide que lo hagamos.
Acá
cuando el primor prime las flores serán más coloridas, casi que nos van a
encandilar con su color. El agua será el regalo que nos dará el cielo o el
castigo que tendremos por la soberbia con la que pecamos todos los días.
El
primor prima o se oscurece para todos. Las leyes del universo entienden de
individualidades pero también de universo. Entonces tendremos que dejar de primar todos si algunos deciden no verse, no encontrarse y ser altamente egoístas.
Donde el primor prima, el quererse a uno mismo, amarse con muchas ganas no es
ser egoísta, al contrario, es amar más al resto. Es saber que de esa sola
manera, conociéndonos por completo, podemos dar lo mejor de nosotros.
Acá
cuando el primor prime, veremos que si primoreamos nosotros...
iremos encontrando primores y quienes decidan no ser primorosos quedarán allá, en el "deprimor."
Allá
y acá cuando el primor prime podremos llorar con ganas, reír con una alegría
impredecible, trabajar con un placer escondido y otro descubierto. Compartir
con solidaridad, enseñar con sabiduría y explicar con placer.
Cuando
el primor prime, que todos primemos, porque esa es la ley de ser un primor...